No Alcanza con la Militancia …

Publicado el 13/09/2015 - Etiquetas:

  «El problema de lo público es que los ciudadanos creen que es gratis y los políticos que es de ellos».

   «Un político pasa la mitad de su vida promoviendo leyes y la otra mitad ayudando a sus amigos a no cumplirlas». Mel Brooks.

     «Ese político que saltó por la ventana tuvo su merecido. Creyó que también podía violar la ley de gravedad». Groucho Marx.

   En los últimos tiempos, así como en nuestro pasado más reciente, venimos observando que «la militancia» ha adquirido una posición preponderante en la asignación de cargos electivos o para el desempeño de cargos públicos, constituyéndose en casi el único nutriente de la actividad política. Parece ser que «militante», es la condición fundamental para ser elegido (por el pueblo, porque el partido político los elige a dedo). Cuando nos preguntamos «y este que hace ahí» siempre encontramos alguien que nos dice «ojo que es militante hace un montón de años» como si  eso fuera un escudo protector, una garantía contra todos los males de este mundo o una suerte de linaje especial. Puedo entender la necesidad de los militantes en la estructura de una agrupación política, pero de allí a que esa sea la condición preponderante para tener una carrera política, hay mucha diferencia.

   La actividad política en este país – al menos en los últimos 80 años -, ha sido, con muy pocas excepciones -, un receptáculo de vivillos, gritones, manipuladores, encantadores de serpientes, tiranuelos y otras yerbas, que en aras de satisfacer sus ansias de poder y – de paso -, incrementar su fortuna personal con algún negociado, han pasado por las diferentes áreas del estado con un propósito definido; «los contribuyentes (que no son todo el pueblo) pagan la fiesta».

   Una de las formas de remediar esto sería establecer reglas mínimas que vayan mas allá de los límites de «la militancia» y requerimientos a ser cumplidos por quienes quieran ingresar a la actividad política con el propósito de ejercer algún cargo público. Para pegar carteles, repartir volantes, tocar el bombo y colgar pasacalles, «los militantes» pueden ingresar sin ningún requisito, pero a medida que quieran escalar/ascender/desempeñar un cargo, no les va alcanzar una licenciatura en elaboración de engrudo o un posgrado en obsecuencia.

   Algunas de las reglas y requisitos podrían ser:

   1) Conocimiento de algún idioma adicional (hoy hablan uno solo y mal). Nuestra historia no se ha caracterizado por tener políticos que dominen más de un idioma; por el contrario y – en mi opinión -, en parte gracias a «la militancia», hemos tenido cada delincuente lingüístico que mejor no acordarse. En las instancias previas de la guerra de Malvinas el presidente Galtieri se comunicó telefónicamente con Ronald Reagan y no requirió los servicios de ningún interprete; así comenzaba un enfrentamiento armado contra una de las tres potencias militares y tecnológicas del planeta. Esta bien que Galtieri no fue elegido democráticamente por el pueblo, pero presentaba los mismos vicios de los que si lo fueron, por ello es que considero válido el ejemplo.

   2) Experiencia en Instituciones u Organizaciones en forma activa o en empresas, considero esto de vital importancia para manejar cuestiones de negociación, de administración, de relaciones humanas y otros asuntos. Lo podría resumir con el siguiente adagio «Quien quiera ser presidente, o pretenda algún cargo político, debe haber pagado sueldos e impuestos alguna vez».

   3) Título Universitario sería aceptable aunque no factor de exclusión. Esta regla no se aplica a los abogados, quienes ya tuvieron su oportunidad como presidentes desde 1.983 (aunque se duda de algunos). Así como no quisimos más militares, no queremos más abogados al menos en el ejecutivo. Ya está muchachos, «deber cumplido».

   Estas reglas eliminan a unos cuantos «militantes» pero no a todos, con unos ajustes más podremos llegar a nuestro objetivo; para ello debería reglamentarse la actividad política y el accionar de los partidos políticos desde su financiación hasta la forma de elegir sus representantes para cargos políticos, así como las autoridades que gobiernan y administran una agrupación política.

   1) Si cada tres palabras dicen «democracia», que los políticos la apliquen internamente para elegir autoridades en su propio partido y no «a dedo» disfrazado adecuadamente con un «por consenso».

   2) Si alguien está ejerciendo un cargo político (cualquiera sea), debe permanecer en ese cargo hasta que finalice su mandato, no puede presentarse a elecciones de nada ni renunciando. Diferente es el caso si es llamado a ocupar un cargo no electivo (p. ej. Ministro de …).

        3) Si obtuvo una banca por un partido, debe continuar el mandato con ese color político (caso muy difícil) o renunciar; por cuanto, si no esta de acuerdo con la línea de pensamiento de la gente que lo votó, lo sentó en la banca y le permite cobrar, debe renunciar, porque le esta quitando representación, ideas y proyectos a un sector de la población, en base a algún oscuro acuerdo con otra fuerza política.

   Buenos días …

   Ah  !!. La música es de Annie Lennox

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by algo amarillo