
Convicciones
«Ojo !». «No es lo que parece !» (Guillermo Francella)
«Si tiene cuatro patas, mueve la cola y dice guau !» «Sin duda es un perro» (escuchado por ahí)
Que razones nos impulsan a negar y hasta desconocer las convicciones políticas que hemos sostenido durante mucho tiempo y por las que hemos discutido interminablemente con familiares, amigos y otros conocidos; generando a veces peleas irreconciliables ?.
No ocurre con otros aspectos de nuestras vidas, no renegamos de nuestras convicciones a nivel deportivo, donde la fidelidad es mucho mayor (piensen que todavía hay hinchas de Independiente), ya desde el amor a ciertas marcas y/o colores, así como lo que pueden llegar a representar en cuanto a características del juego o de cierto estilo. Tampoco renegamos de nuestras convicciones musicales o artísticas.
Porque ocurre esto en la política ?. Es como si los líderes totalitarios del siglo pasado hubieran dicho «Esto no es totalitarismo !!». De todos modos, estaban mas seguros de lo que hacían (aunque no nos gustara) o les importaba menos.
En realidad nada – y la política no esta exenta de estas cuestiones -, funciona en este mundo, ni ha funcionado «en estado puro» (excepto en algunos experimentos de laboratorio). Las cosas «funcionan» dentro de una realidad y mas teniendo en cuenta si nos referimos a la política, donde los países están condicionados por limitaciones geográficas, económicas y otras cuestiones que hacen que no sea tan fácil aplicar recetas que en otros lugares probablemente funcionan de mejor manera.
Por ello sigue vigente el interrogante inicial, el que tratamos de dilucidar con algunos ejemplos y relatos, siempre apreciados y hasta esperados por los lectores.
Roberto Ampuero, embajador de Chile en México (2011 – 2013), posteriormente Ministro de Cultura del país trasandino, escritor y periodista, fue en su juventud militante de la Jota (Juventud Comunista de Chile), exiliado en Alemania Oriental (o sea del Muro para allá) en 1974 y desencantado con el socialismo, fundamentalmente por haber vivido en él casi una década, alternando en Cuba y en la citada República Democrática Alemana (RDA).
En su libro Detrás del Muro, describe alguna de la charlas que tenía con Luis Moulián, también exiliado chileno. Ambos discutían de política sobre la base de que si había un criterio marxista que permitía comprobar la superioridad del socialismo sobre el capitalismo, era el de las fuerzas productivas.
Según el marxismo, las relaciones de propiedad en el socialismo impulsaban el desarrollo de las fuerzas productivas, mientras que las del capitalismo las obstaculizaban. Eso significaba que el socialismo generaría tecnologías mas modernas y eficientes y – si las predicciones de Marx no fallaban -, el socialismo alemán oriental debía exhibir una tecnología inmensamente superior a la de Alemania Occidental (del Muro para acá).
Decidieron probarlo y se sentaron en la plaza de la ópera de Leipzig a comparar los vehículos de fabricación socialista con los occidentales; luego de transcurrido un tiempo de observación pudieron comprobar que la tecnología socialista de los camiones y autos rusos, los buses húngaros y las retroexcavadoras rumanas, atrasaba por lo menos un cuarto de siglo con respecto al capitalismo.
Moulián acariciándose la barba dijo «es que tal vez Karl Marx no estaba equivocado y el atraso de las fuerzas productivas en Alemania Oriental (del Muro para allá) no se deba a que Marx se equivocó, sino a algo peor y mas sencillo». Se produjo un largo silencio y Moulián continuó «a que esto no es socialismo». Estas palabras dichas por un intelectual de izquierda, no constituía una crítica, sino el desconocimiento de que el socialismo fuese en realidad socialismo.
A principios del mes de marzo de 2022, en el programa matutino de Radio Mitre (el pase entre Eduardo Feinman y Jorge Lanata) reporteaban un joven militante de izquierda que organizaba un evento para la juventud, en un momento le preguntaron en que países se desarrollaban las ideas que ellos apoyaban o suscribían; ante el silencio del activista, los periodistas dijeron «En Cuba ?», a lo que el entrevistado respondió «No, no, eso no es socialismo».
De igual manera se pronunciaron varios políticos intentando despegarse de diferentes situaciones actuales y pasadas; las frases pueden ser halladas fácilmente en cualquier buscador: «Si esto fracasa, no es peronismo» (Guillermo Moreno 05.10.20); «Esto no es lo quería Perón» (Julio Bárbaro 17.10.12); «Esto no es peronismo, es kirchnerismo» (Juan Manuel Urtubey 11.03.21); «El verdadero peronismo, no tiene nada que ver con esto». (Julio Bárbaro 11.01.21). Prosiguiendo con el tema, tampoco es lo mismo cuando un desconocido militante o un ignoto defensor de determinada ideología abandona el barco, como cuando alguno de los principales y mas conocidos representantes de una ideología, reniegan de la misma con la famosa frase «Si, pero esto no es …..!». El asunto es que cuando las cosas comienzan a «deformarse», la gente comienza a despegarse, sin perjuicio de ello, hay que tener en cuenta que para las elecciones eran (y suelen ser) «una unidad» usando en las boletas electorales el escudito del General y el Hada Rubia (al decir de Jorge Luis Borges), para atraer el voto de los militantes; esta estrategia es igualmente mas modesta que los esfuerzos de una diputada en la campaña de las últimas elecciones legislativas, cuando prometía ciertas bondades sexuales por pertenecer a un espacio político.
A continuación, otra historia que indica los vaivenes de la política y que de algún modo explica situaciones actuales: En el año 1969 Bernardo Neustadt reporteó al General Perón durante unas tres horas y entre otras cosas, palabra va palabra viene, lo acusó de haberle dado mucho poder a los sindicatos. El General le contestó «les di poder político, pero no la caja; la caja se la dieron sus amigos liberales y los militares» y ahí nomas sacó una caja, especie de archivo de leyes y decretos mostrando como se dictó la ley de Obras Sociales, se creó el PAMI, lo que luego sería la ANSeS y el destino del dinero del juego a través del PRODE. Entonces el periodista preguntó «y esto por que lo hicieron ?», a lo que el General contestó «querían hacer peronismo sin Perón … pobres !».
Desde la proscripción del peronismo, después de 1955, tanto como después del fallecimiento del General, hubo varios intentos de hacer «peronismo sin Perón» (lo que sería populismo liso y llano), algunos con dinero verdadero y otros con dinero dibujado por la maquinita, con endeudamiento creciente, sin plan, sin rumbo, con gasto excesivo respecto de los ingresos, todas cosas que conducen al caos actual.